La llegada de las Religiosas Mercedarias Misioneras a la ciudad de Guayaquil, fue un acontecimiento de gran trascendencia en la vida religiosa, cuya vitalidad carismática y generacional permitieron hacer posible la misión educativa en esta ciudad.
Llegaron en mayo de 1960 para servir a las familias guayaquileñas en la tarea de educar a la niñez y juventud.
Fueron recibidas por la generosidad de los padres mercedarios y un grupo de damas, quienes prepararon la primera residencia en las calles Córdova entre Urdaneta y Mendiburo. Eran ellas: Doñas María Luque de Rodhe, Laura Monroy de Arosemena, Rosa Baquerizo de Noboa, Piedad Baquerizo de Illingworth.
Llegaron en mayo de 1960 para servir a las familias guayaquileñas en la tarea de educar a la niñez y juventud.
Fueron recibidas por la generosidad de los padres mercedarios y un grupo de damas, quienes prepararon la primera residencia en las calles Córdova entre Urdaneta y Mendiburo. Eran ellas: Doñas María Luque de Rodhe, Laura Monroy de Arosemena, Rosa Baquerizo de Noboa, Piedad Baquerizo de Illingworth.
Lutgarda Fundadora
Gracias a nuestra Fundadora LUTGARDA quién La iglesia la reconoció como la primera mujer con decisión y constancia que dió empuje al fiel encargo de María de la Merced. Su vocación de Mercedaria, sustituye la redención de cautivos por la liberación de la mujer a través de la enseñanza, sueña en escuelas donde los niños reciban una formación humana y religiosa. Vivió su vida desinteresada a los preferidos de Dios, ofreciendo la libertad de Cristo a quienes sufrían por la ignorancia, las injusticias y las opresiones de aquel tiempo.
El 4 de mayo de 1960 se fundó el Colegio Nuestra Madre de la Merced, bajo la guía de las religiosas mercedarias Esperanza Jorge Rodríguez, Judith Valdivieso Hidalgo y Laura Inés Pabón Clerque. Con dedicación y vocación, estas mujeres marcaron el inicio de una misión educativa comprometida con la formación integral de la niñez y juventud.
En 1962 se inició la construcción del actual colegio en terrenos adquiridos a la Junta de Beneficencia de Guayaquil, pertenecientes a la hacienda Atarazana. Hoy en día, esta ubicación se encuentra en la Avenida Kennedy, a la entrada de Urdesa.
Al finalizar el primer año escolar, fue necesario mudarse a una residencia más cómoda y amplia en Tomás Martínez, frente a la clínica Guayaquil. Allí permanecieron hasta el año lectivo 1963 – 1964, ofreciendo educación hasta el sexto grado de primaria. Durante este período, la comunidad se fortaleció con la valiosa incorporación de nuevas religiosas, como las Madres Magdalena Martínez Muñoz, Mercedes Gavilanes, Adoración Vélez, entre otras.
El colegio inauguró su pabellón de primaria, ofreciendo preescolar y seis grados de instrucción primaria, con la enseñanza del inglés como parte de su currículum. Durante este período, se inscribieron estudiantes tanto internas como semi-internas. Con el paso del tiempo, el colegio fue ampliando su oferta educativa, incorporando todos los niveles que actualmente conforman la Institución.
Desde su fundación, el colegio ha desempeñado una labor fructífera, formando a mujeres valiosas para la sociedad, gracias a una sólida formación académica y espiritual. Este noble trabajo ha sido posible gracias a la dedicación y entrega de numerosas Madres Religiosas, ellas han ofrecido su vida con abnegación y compromiso, contribuyendo al crecimiento y prestigio de nuestra Institución.
En los últimos años, Nuestra Madre de la Merced ha abierto sus puertas a la educación para niños, ampliando así su misión de formar integralmente a las nuevas generaciones. Con esta iniciativa, buscamos seguir siendo un referente de calidad educativa, brindando a todos los estudiantes una formación académica, espiritual y humana sólida.